El cristalino es una parte muy importante del ojo, ya que cumple una función central al momento de enfocar las imágenes.
Encapsulado y sostenido al cuerpo ciliar por las zónulas, está ubicado detrás del iris. Se trata de una lente biconvexa, elástica y transparente, que debe ser capaz de estirarse y ajustarse para cambiar la distancia de enfoque en tiempo y forma. Esta capacidad se conoce como acomodación.
Hay muchas enfermedades que afectan al cristalino y, por ende, a la capacidad de acomodación de los ojos, pero sin dudas la más habitual son las cataratas.
Las cataratas y su efecto en el cristalino
Generalmente causadas por el paso del tiempo, las cataratas consisten en una pérdida tanto de la transparencia como de la movilidad del cristalino.
Esto deviene en una incapacidad para cumplir con los niveles de acomodación esperados por parte del ojo.
Las cataratas serán catalogadas como más leves o más avanzadas de acuerdo a lo avanzada que sea la pérdida de la transparencia del cristalino, ya que a menor transparencia, mayor impacto negativo habrá en la calidad visual.
Esta condición es muy común en los mayores de 60 años, aunque también puede manifestarse en personas más jóvenes, ya sea de forma congénita (por factores hereditarios), por enfermedades durante el embarazo o como una consecuencia de ciertas enfermedades metabólicas. También se pueden asociar las cataratas a casos de traumatismos oculares o ingesta de algunos medicamentos.
Algunos síntomas habituales de las cataratas
- Visión nublada causada por la creciente opacidad del cristalino
- Problemas para adaptarse a lugares con poca luz
- Dificultades para ver de noche
- Sensibilidad ante los resplandores
- Ver halos alrededor de las fuentes (ya sean intensas o no) de luz
- Tener que realizar cambios constantes en la graduación de tus anteojos
- Percepción más apagada, tenue y amarillenta de los colores
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